Volviendo, tras este pequeño inciso del Alfonso, a las grandes
obras de ingeniería mundial, os traigo hoy al blog, el Canal de Panamá, que ya
había mencionado en el post del Canal Rideau. Este famoso canal conecta el Mar
Caribe con el Océano Pacífico, a través del istmo de Panamá. Desde principios
del siglo XIX, se habló de la construcción de un canal que conectara estos
cuerpos de agua, pero no fue hasta 1879 cuando se comenzó lo que se llama ‘‘canal
francés’’ (por haber estado construido por una compañía francesa).
Esta empresa, no obstante, fracasó en su intento de construir el
canal, por lo que en 1888 abandonó este proyecto ‘‘sin un duro’’. De todas
formas, un año más tarde, el que había sido ingeniero de obras del canal con la
empresa francesa, presentó al Gobierno de EE.UU. un tratado, por el cual le otorgaba
la explotación del canal a cambio de financiación. Así se hizo, y el proyecto
finalizó en 1914, cuando por fin se abrió el canal. Sin embargo este tratado de
concesión fue muy discutido en décadas posteriores y a finales del siglo XX se
llevaron a cabo negociaciones entre Panamá y EE.UU. para recuperar el canal por
el Gobierno de Panamá, lo que se logró en 1999. Actualmente, un consorcio
liderado por la empresa española Sacyr está ampliando el canal (y ha habido
muchos escándalos al respecto)
A mí, este canal de 77km de longitud, me parece una obra cumbre de
la ingeniería de canales. No sólo por la utilidad que se le lleva dando desde
su fundación, que, además, sigue en aumento, sino porque, parecido a lo que
pasaba con la Laboral (pero también diferente, a su manera), su historia, sobre
todo la del proceso constructivo, ilustra las evoluciones políticas y sociales
que ha sufrido América en estos dos últimos siglos y la mejora de las técnicas
de ingeniería desde principios del siglo XIX (inicio de la idea del canal, que
se consideraba muy complicado) hasta la actualidad.
Un complejo de esclusas desde el aire (Google images) |
¡Que pena que merodeen los escándalos!
ResponderEliminarLa grandeza del ser humano, se empaña casi siempre con el afán de dominio y los intereses económicos. Una buena ilustración de obra tan transcendente.
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